Un acosador escolar pone sus manos sobre la chica tímida equivocada. Diez segundos después, NUNCA esperó esto…
Todos pensaban que Emma era la chica tranquila e inofensiva que se sentaba sola al fondo de la clase, demasiado tímida para siquiera levantar la mano. Pero cuando el abusador más temido de la escuela la empujó contra las taquillas, sonriendo con suficiencia como si fuera el dueño del lugar, algo en sus ojos cambió. Diez segundos después, todo el pasillo se quedó paralizado, incapaz de creer lo que acababan de ver.
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Asterisco, si te gustan las historias impactantes donde el desvalido le da la vuelta a la tortilla, asegúrate de suscribirte para no perderte el siguiente giro. Asterisk, Emma Parker siempre había sido invisible, y así era exactamente como le gustaba. Era de esas estudiantes que podían sentarse en un rincón de la cafetería sin que nadie se diera cuenta.
De esas chicas que mantenían la cabeza gacha, hablaban solo cuando le hablaban y nunca llamaban la atención. Vestía suéteres anchos, llevaba el pelo en ondas sueltas que a menudo le ocultaban parte de la cara y caminaba con los pasos suaves de alguien que no quería perturbar el ambiente a su alrededor. Lo que nadie sabía, ni sus profesores, ni sus compañeros, ni siquiera el orientador que intentó que se abriera, era que Emma tenía un pasado que deseaba mantener enterrado.
No era solo una chica callada. Escondía algo, algo que la hacía peligrosa de maneras que nadie podía imaginar. Esa mañana, los pasillos bullían con el caos habitual previo a clase.
Grupos de amigos reían junto a las taquillas, los jugadores de fútbol se lanzaban una pelota, y las voces más fuertes pertenecían a Tyler Briggs, el indiscutible rey de la intimidación en el instituto Ridgeway. Tyler no era un abusador cualquiera. Era de los que prosperaban con la humillación pública, que medía su poder por cuántas personas apartaban la mirada cuando entraba en una habitación.
Tenía a otros tres chicos que actuaban como sus sombras, riéndose de cada broma cruel, uniéndose a cada empujón. Había atacado a docenas de estudiantes a lo largo de los años, pero hasta ese día, Emma nunca había sido uno de ellos. Ella no merecía su atención.
Eso cambió cuando Emma chocó accidentalmente con él cerca del laboratorio de ciencias. Fue apenas un roce de su hombro contra el suyo, pero Tyler se detuvo en seco, mirándola fijamente como si acabara de insultarla. «Mira por dónde vas, bicho raro», espetó, lo suficientemente alto para todos los que estaban cerca.
Al oírlo, Emma se quedó paralizada, murmuró una breve disculpa e intentó esquivarlo. Pero Tyler no estaba dispuesto a soltarlo. La agarró por la correa de la mochila, tirando de ella hacia atrás con tanta fuerza que tropezó y se estrelló contra las taquillas…